Es imprescindible señalar que la Educación desde su concepción parece ser pensada para reproducir las diferencias, para mantener a un grupo mayoritario bajo otro minoritario: los dueños de la tierra, de la riqueza, los grupos dominantes por sobre los que no son propietarios, los pobres… los más.
Por muchos años se ha visto a la educación como una herramienta de transformación y movilidad social, de ascenso y mejora en la calidad de vida de quién logra niveles crecientes de ella. En torno a esta promesa miles de familias realizan extraordinarios esfuerzos para que sus hijos o nietos logren educarse. Abrazan esta promesa que muchas veces se muestra como una gran mentira, sobre todo a los hijos más humildes de nuestra patria. Un ejemplo claro de esto, es la creación de centros de formación (particulares) e incluso universidades que imparten carreras sin campo laboral, creando los llamados "cesantes ilustrados", pues bajo la orientación del mercado, y sin un plan de desarrollo nacional que oriente la educación en torno a un proyecto de país, no importa tener profesionales que no tienen lugar o la preparación requerida para ejercer su profesión, sólo importa que pague… no el cuánto ni cómo aprende, no el cómo aportara al desarrollo del país.
La educación debe transformarse, dejar de verse como un proceso donde sólo uno sabe y tiene la luz (profesor) hacía otro que funciona sólo como recipiente (alumno: el que no tiene luz) por una relación educativa que permita el dialogo, que genere sujetos pensantes y críticos. Romper el viejo modelo permite entender que educadores somos todos, el señor del almacén, el portero, la auxiliar, el abuelo y la abuela. La escuela no son las paredes, ni las sillas, ni las mesas, la escuela la hacemos todos. Todos somos responsables de nuestros niños y su futuro.
Pareciera que muchos siguen mirando a las escuelas públicas a través de las teclas de una calculadora, sin detenerse en mirar los rostros de nuestros niños, solo preocupados de los equilibrios financieros, buscando formulas que no fortalecen, en caso alguno, la educación pública. En vez de detenernos en buscar mejoras en aprendizajes y habilidades, estamos preocupados en impedir estas medidas que finalmente ponen un candado a los sueños nuestras familias, de nuestro futuro. Pues, si todos somos educadores y todos somos estudiantes, la ESCUELA SOMOS TODOS